Los turboalimentadores operan en condiciones extremas, con temperaturas que pueden alcanzar hasta 1000°C. Por esta razón, sus sistemas de enfriamiento y lubricación son cruciales para garantizar un rendimiento eficiente y duradero. Un enfriamiento deficiente puede llevar a uno de los fenómenos más peligrosos: la Carbonización del Aceite, donde el aceite se sobrecalienta, pierde sus propiedades y se convierte en depósitos de carbono y residuos similares al alquitrán.
La Carbonización del Aceite ocurre cuando el aceite del motor se sobrecalienta a altas temperaturas, lo que hace que se carbonice y se convierta en residuos sólidos de carbono. Esto suele ocurrir en las áreas de los cojinetes del turbo y el eje, donde la temperatura es más alta.
La Degradación Térmica ocurre cuando las altas temperaturas prolongadas causan la degradación de la estructura molecular del aceite, lo que lleva a la pérdida de viscosidad y propiedades de lubricación.
La Oxidación del Aceite es un proceso en el que la exposición prolongada al oxígeno y a altas temperaturas provoca una descomposición química, lo que lleva a la formación de lodos y un aumento en la viscosidad del aceite.
El Daño por Apagado en Caliente ocurre cuando un motor se apaga inmediatamente después de una operación de alta carga. Sin un tiempo adecuado de enfriamiento, el aceite residual puede sobrecalentarse, causando Carbonización del Aceite y daños mecánicos al turboalimentador.
Un mantenimiento adecuado del turboalimentador no solo reducirá el riesgo de sobrecalentamiento del aceite, sino que también garantizará un rendimiento del motor eficiente y duradero.